miércoles, 30 de julio de 2008

¿Ilógico? ¿Un sueño cumplido?

- ¿Busca usted algo?
- ¿A usted qué le parece?
- Tiene razón. Resulta obvio teniendo en cuenta como habéis saqueado toda mi tienda. ¿Puedo ayudarle?
- Si sabe donde venden un poco de sentido común, no me vendría tan mal.
- ¿Eh? ¿Qué broma es...?
- ¿Y tiene algo para el estómago?
- Pero...
- Razonar con las leyes lógicas de este mundo me da dolor de cabeza.
- ¿¡Pero no quería las pastillas para el estómago!?
- Claro. Ayer cené la cena que me preparó mi mujer... Doy a Dios gracias por estar vivo
- Hum... ¿y lo de su dolor de cabeza?
- ¿Ah, eso? ¿Cree usted que venderán un poco de alegría en la tienda de al lado? En cuanto consiga el sentido común, creo que me hará falta para morir feliz. Este mundo me da dolor de cabeza... ¿Y sabe usted lo difícil que resulta dejarse matar por una migraña siendo feliz?

Y tras un encabezado extraño, procedo a hincarle el diente al verdadero cuerpo de la noticia. Finalmente comprobado. ¡Me piro a la anciana Roma!
Que casualidad que estuviese jugando inocentemente a seguir ese sueño, mientras un par de billetes de avión perseguían mi sombra sin yo saberlo.
No me voy demasiado tiempo, tres noches y cuatro días. Tres noches, un buen número.
El Coliseo, el Vaticano, toda la bella ciudad de Roma. ¡Italianos! ¡Y más italianos!
Practicaré el inglés, antes muerta que hablar español en el extrangero. Para algo salgo del país, pienso.
Probaré los helados más cremosos, y las pizzas con la mejor mozzarela del mundo. Y al fin podré gritar al mundo "Grazie mille!" sin que nadie me mire como a una Yankee recién salida de la cueva. Bella Italia...
¡Al fin cumpliré mi Vendetta sobre el aburrimiento!

Vendetta! Vendetta!

Vaya un amor de palabra...

PS: Y todavía espero encontrar ese Capítulo 168

lunes, 28 de julio de 2008

Besos por caladas

Día 28 de Julio,
Ubicada en una vulgar estación del mundo...
Y tan sólo puedo ver su huida...
Y como me gustaría correr...
Quizás yo también desearía huir

El cigarrillo se aplasta contra el cenicero, abandonado a consumirse entre sus propias cenizas. Olvidado por mí. También olvidado por el fuego. Después de todo, sólo fue cosa de una noche.
El cielo está negro, y pienso que un pitillo es la cosa más triste que puede haber en el mundo. Tantos besos ansiosos; Sabe la necesidad que siento de tenerlo entre mis labios; cree que las cadenas que me atan a la nicotina me condenaron a estar a su lado... Ah, joder... el cigarrillo se sacrifica tanto por darme tres caladas. Tres puñeteras caladas.
Se quema; se consume; se prostituye... No se arrepiente en ningún momento vendiendo su cuerpo al penoso precio de tres bocanadas de humo. El fuego acepta el trato, y lo paga sin problema alguno. El fuego aprovecha el trato, y tan lujurioso nuestro amigo, no se arrepiente violando cada hierba que compone mi pitillo. Lo araña, lo invade, lo muerde absolutamente todo. Se quiere expandir, lo quiere todo para él. Y casi no se da cuenta de lo asfixiante que resulta su violenta posesión; no se da cuenta de que su amigo de juego se deshace antes de llegar al clímax.
Pero, eso al señor fogoso le importa una mierda. El pitillo se desmorona, y e l fuego lo contempla con la misma indiferencia que sientes cuando ves en las noticias como cuatro científicos de renombre encontraron una nueva variedad de oruga tropical. Pues señores míos, mi compañero fogoso y yo, os mandamos a tomar por culo con todo el respeto del mundo.
El fuego es un cabrón, forma parte de su naturaleza. Pero yo no soy quien lo va a juzgar. Soy tan cabrona como él.

El cigarrillo lo da todo por un morreo, yo sólo lo acepto, y lo único que le devuelvo es un pase directo a la fría calle.
Lo siento, memo... Lo sabíamos desde el principio, una noche y nada más.
Me olvido de la colilla, sin pena ni gloria. Yo quiero seguir adelante, y me queda medio paquete de tabaco. Voy a permitirme disfrutar de mi placentero egocentrismo, y tirar a la basura las colillas que ya habían caído bajo mi encanto.

Y decir que un pitillo a veces refleja todo un drama...
Quizás a veces sea yo quien tema convertirse en un cigarrillo
Darlo todo para recibir la perspectiva de una puerta de roble

Vaya un chiste penosamente malo

Detesto los chistes malos...
Y a veces me pregunto si la vida no será uno de ellos